...
Cómo pasa el tiempo. Acababa de cumplir 18 años cuando la conocí. Yo me empezaba a sentir grande, ahora viéndome hacia atrás me parezco un mocoso (como el otro día en el FBolko; le comenté a Memo que había puros infantes con identificación en el evento, y me respondió que los viejos éramos nosotros).
Fue mi primera novia; de ir a checar a su casa, de presentarme a sus papás y esas cosas. Eso nunca se lo dije aunque es posible que lo sepa, me conoce muy bien. Desde que nos miramos por primera vez hubo algo especial: eso que unos llaman química, conexión, "u" lo que sea.
Después me porté mal con ella, no se lo merecía. Y yo no sabía lo que hacía. Nos despedimos sin decirnos adiós, de una forma extraña, tras una foto en las nieves del parque Morelos. Nunca estuvimos seguros de lo que había pasado. Cosas incomprensibles de las relaciones humanas.
Luego vinieron muchas cosas nuevas a nuestras vidas. Gente nueva, experiencias nuevas, emociones nuevas, sentimientos nuevos. Y nos hicimos amigos: siempre lo fuimos. Nos compartimos sueños e ilusiones, y tambien temores y confusiones. Vino el tiempo de viajar, de conocer mundo, de vivir. Ella cruzó el charco, yo me fuí al sur. Dicen que regresé diferente y lo creo: es lo que llaman madurar. Pienso que soy una persona de maduración lenta, aunque constante.
Y ahora aquí estamos, con nuevos sueños e ilusiones; con nuevos temores y confusiones. Es de mis mejores amigas, y me encanta eso. Definitivamente es una de las personas a las que más quiero en el mundo. También es de los mejores seres humanos que conozco y no hace falta decir por qué. Si la conoces ahí nos vemos el viernes.
