28/1/09

Ola

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Portada del primer número del periódico Nuestra Voz
Diseño editorial en colaboración con Cristina Martínez
Ilustración de un servidor

Ola. ¿Cómo estás? Vien. ¿Es que no sabes escribir? Lójico qe cí cé. Ya me dí cuenta. ¿I entonses? Eres igual que siempre. Ciempre lo as zavido. Pero es que no lo comprendo. Llo te lo dige. Cambio de tema. Agamos otra coza. ¿Vamos a surfear? Zurfiar la cricis. Esta crisis qué me hace. No ase nada. Nada de nada, nada en el mar, nada en la ola, la ola que se eleva y cuando te das cuenta que la tienes detrás es muy tarde porque ya está encima, te revuelca y entonces espuma, arena en el pelo, ojos rojos, oídos tapados; y en la boca michelada sin limón. Pero tú eres yo: escupo el agua, sacudo la sal, salto en un pie, me entierro, me desentierro, voy tras de ti pero no es necesario porque llegas antes que oscurezca, nos miramos a los ojos sin entendernos, los ojos no brillan, los ojos no hablan, los ojos no saben, porque no se ven, porque sólo ven la luz y no hay luz porque cayó la noche y la noche trae tinieblas y ahora en las tinieblas algo se enciende y brillan tus ojos pero no es con luz propia y brillan mis ojos al ver brillar los tuyos y tomas mi mano y doy un paso y caminamos y al caminar llora la arena y el cielo negrísimo también llora, llora estrellas reflejadas en tus ojos, y una de esas lágrimas brillantes se escurre entre mis dedos, que también lloran, porque te han visto sonreír y no te han podido tocar, y la lágrima que es estrella cae en la arena, humedeciéndola, y tú la pisas y tus pasos fosforecen, y la arena se ilumina al verte caminar, porque te mira así como mira al cielo y lo refleja, mojado en tu llanto, herido en tus pasos, brillando y reflejando y buscándose entre las constelaciones que no se encuentran, y al encontrarse no se reconocen, y al reconocerse te llaman y te dicen que el mar ha mojado tus pies, ha borrado tus pasos, ha sanado tus culpas, ha lavado tus lágrimas, quedando sólo la arena húmeda secándose bajo un cielo negro y deslavado, sin estrellas, sin luna, pues se ha ocultado antes que tú llegaras y me encontraras besando tus pies que ya no caminan; el llanto cesa, el brillo se apaga, el mar se calma y otra vez no entiendo por qué no entiendo por qué por qué por qué no entiendo si es tan claro. Claro. ¿?