25/2/08

Caperucita roja

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Cuento original, por Charles Perrault

Érase una vez una niña, la más bonita que se pudo ver jamás, su madre estaba loca con ella, y su abuela más loca todavía. La buena mujer encargó una caperucita roja para ella, que le sentaba tan bien, que por todas partes la llamaban Caperucita roja.
Un día su madre, habiendo cocido y hecho tortas, le dijo:
-Ve a ver cómo anda la abuela, pues me han dicho que estaba mala; llévale una torta y este tarrito de mantequilla.
Caperucita roja salió enseguida para ir a casa de su abuela, que vivía en otro pueblo. Al pasar por un bosque, se encontró con el compadre lobo, que tuvo muchas ganas de comérsela, pero no se atrevió, porque andaban por el monte algunos leñadores. Le preguntó adónde iba, la pobre niña, que no sabía que es peligroso pararse a escuchar a un lobo, le dijo:
-Voy a ver a mi abuela, y a llevarle una torta con un tarrito de mantequilla que le envía mi madre.
-¿Vive muy lejos? -le dijo el lobo.
-¡Oh sí! -dijo Caperucita roja- ¿Ves aquel molino lejos, lejos? Pues, nada más pasarlo, en la primera casa del pueblo.
-Pues mira -dijo el lobo -, yo también quiero ir a verla; yo voy a ir por este camino y tú por aquél, a ver quién llega antes.
El lobo echó a correr con todas sus fuerzas por el camino más corto, y la niña se fue por el camino más largo, entreteniéndose en coger avellanas, correr tras las mariposas y hacer ramilletes con las florecillas que encontraba.
No tardó mucho el lobo en llegar a la casa de la abuela; llamó: Toc, toc.
-¿Quién es?
-Soy tu nieta, Caperucita roja -dijo el lobo, desfigurando la voz -, y te traigo una torta y un tarrito de mantequilla que te envía mi madre.
La buena de la abuela, que estaba en la cama porque se encontraba un poco mal, le gritó: -Tira del cerrojo y la puerta se abrirá.
El lobo tiró del cerrojo se abrió la puerta. Se arrojó sobre la buena mujer y la devoró en menos de un santiamén, pues hacía más de tres días que no había comido.
Después cerró la puerta y fue a acostarse en la cama de la abuela, aguardando a Caperucita roja, que llegó un poco más tarde y llamó a la puerta: Toc, toc.
-¿Quién es?
Caperucita, al oír el vozarrón del lobo, tuvo miedo al principio, pero, creyendo que su abuela estaba enferma, contestó:
-Soy tu nieta, Caperucita roja, y te traigo una torta y un tarrito de mantequilla que te envía mi madre. -El lobo le gritó, suavizando un poco la voz:
-Tira del cerrojo y la puerta se abrirá.
Caperucita roja tiró del cerrojo y se abrió la puerta. El lobo, al verla entrar, le dijo mientras se ocultaba en la cama bajo la manta:
-Deja la torta y el tarrito de mantequilla encima de la mesa y ven a acostarte conmigo.
Caperucita roja se desnudó y fue a meterse en la cama, donde se quedó muy sorprendida al ver el aspecto de su abuela desnuda. Le dijo:
-¡Abuelita, qué brazos más grandes tienes!
-Son para abrazarte mejor, hija mía.
-¡Abuelita, qué piernas más grandes tienes!
-Son para correr mejor, niña mía.
-¡Abuelita, qué orejas más grandes tienes!
-Son para oír mejor, niña mía.
-¡Abuelita, qué ojos más grandes tienes!
-Son para ver mejor, niña mía.
-¡Abuelita, qué dientes más grandes tienes!
-¡Son para comerte mejor!
Y diciendo estas palabras, el malvado del lobo se arrojó sobre Caperucita roja y se la comió.

22/2/08

Para Bola

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oOola!!
stoi aprendiendOow a zkribir modernOw
para ia no ztar pasadOo d modA!!
esO t lo dbo a ti pinwiinita
t kiero muzhOu zhaparrA
we roqkZs the woRld!!

18/2/08

Noviembre

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En noviembre del año pasado varios amigos comenzamos un proyecto llamado CircoCalle. La idea era ponernos un disfraz para llevarles juguetes, un espectáculo y un poco de alegría a los niños de la calle. Se trataba de invertir los papeles: hacer malabares para esos que normalmente vemos malabareando en los cruceros, disfrazarnos de payasos para aquellos que cotidianamente hacen payasadas para sacar unas monedas. Así lo hemos hecho y así queremos seguir... quizá no podríamos cambiar su situación y sacarlos de la calle, pero podemos darles un momento de alegría para que por un instante olviden sus problemas y recuperen la inocencia que la vida les ha arrebatado.

Después el Pinpón me preguntó si ya había visto cierta película, que de alguna forma se relacionaba con lo que estábamos haciendo en CircoCalle. Y dió la casualidad que yo ya la tenía en mi casa entre las que me regaló Lore y todavía no la había visto. Esa película es Noviembre, de Achero Mañas. Se las recomiendo; yo personalmente me identifiqué mucho como creo que lo harán todos los que aman el arte, todos los que buscan que las cosas sean diferentes, todos los que quieren cambiar este puto mundo... tal vez no lo podamos cambiar, pero podemos evitar que el mundo nos cambie.

14/2/08

Inauguración oficial

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Tras echarle unas miraditas a los blogs de otras personas, comprobando una vez más mi enorme ineptitud para entender las vicisitudes de tan complejo desarrollo tecnológico (o será que ya estoy pasado de moda), finalmente logré superar el miedo al desconocimiento de los quehaceres cibernáuticos y me animé a abrir este blog en el que he estado pensando desde mis enchilados tiempos por el sur. Pero como no sé qué publicar, quiero inaugurarlo con esta imitación fotochopada de las lomos que toma mi tifoidéica hermana cabra; que éste sea su regalo de convalecencia y que al mismo tiempo sirva como pago por el plagio que hice de una de sus lomos como cabecera para mi blog. Y ahora sí lo declaro formalmente inaugurado, aunque no prometo prontas actualizaciones...
Playa, caguas, hamaca y palapita. ¿Qué más quiero?